Josep Maria Ruiz Simon
Invito a recuperar la vieja idea de esculpir la efigie de Jaume I en el Cavall Bernat de Montserrat
Jacint Verdaguer, escritor de verbo inflamado e imaginación fácil, soñó que Jaume I se encaramaba al alba a la cumbre de Sant Jeroni de Montserrat para poder ver bien Catalunya. Y, extasiado ante tal visión, no pudo sino exclamar: "Quin pedestal per l´estàtua, pel gegant quin mirador!" Años después, Eugeni d´Ors calentaba los motores de la fiesta del VII centenario del monarca difundiendo una propuesta de su corresponsal Aureli Ras: reciclar la vieja idea del autor de L´Atlàntida y plasmar la efigie del rey en el maravilloso bloque del Cavall Bernat. Corría el año 1907. Aún faltaban veinte para que el escultor Gutzon Borglum empezara a esculpir, en Keyston, Dakota del Sur, el Mount Rushmore National Memorial, con las efigies colosales de cuatro ex presidentes estadounidenses: Washington, Jefferson, Lincoln y Roosevelt. D´Ors sugería que a la inauguración debía invitarse a historiadores y periodistas de todas las naciones, tantos como permitiera el presupuesto, a los que se debía obsequiar con un ejemplar trilingüe (catalán-inglés-francés) del Llibre dels fets.Era la primera de las iniciativas para la celebración que propugnó en su Glosari de La Veu de Catalunya.En la última, reservaba un papel protagonista a su admirado Rudyard Kipling. A su entender, de poderse reunir el suficiente dinero para pagar sus emolumentos, se debería invitar al entonces flamante Nobel para que cantase, por encargo oficial, la figura de Jaume I. Xènius tenía claro que el nacionalismo catalán tenía que aprovechar los fastos del centenario para propagar su nueva vocación imperial y nadie podía servir más brillantemente a este ejercicio de propaganda que el "poeta de la guerra y de la colonia".
Al final ni vino el poeta ni los peces del Mediterráneo volvieron a lucir las barras de Aragón. Pero las campañas de D´Ors sirvieron para poner de manifiesto cuánto había aún de nacionalismo romántico en el clasicismo noucentista. De la misma manera que todo parece indicar que el VIII centenario de Jaume I servirá para demostrar que, tras la jubilación de Pujol, el nacionalismo se ha desromantizado hasta acabar perdiendo toda vocación de construir la nación a la manera canónica descrita por Renan: malinterpretando la historia. Es una lástima. Sobre todo, para los historiadores profesionales que no tendrán mucha ocasión de interpretar uno de sus papeles predilectos: el de desenmascaradores de la invención de la tradición. Y lo cierto es que el personaje, dada la importancia que tuvo el "choque de civilizaciones" en su reinado y sus complejas relaciones con la Santa Sede, da para mucho. Y les va que ni pintado a los creadores de opinión de la Fundació Catalunya Oberta, que podrían aprovecharlo para poner el dedo en el ojo al conseller Saura. Por ello les invito a recuperar la vieja idea de esculpir la efigie de Jaume I en el Cavall Bernat. Al lado de la de Churchill.
http://www-org.lavanguardia.es/premium/epaper/20080205/lvg200802050381lb.pdf
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada