Desde hace un par o tres
de meses, en este país, estamos acostumbrados a utilizar y muy
especialmente los representantes de los partidos políticos, gobiernos y,
en mayor medida, los medios de comunicación , dos conceptos que pueden
parecer sinónimos pero que no lo son: “legalidad y legitimidad”.
Ambos nos sirven por
igual para defender o justificar una posición personal o política, una
ideología frente a una nueva realidad social, convivencial, o
sociológica en un momento histórico coyuntural determinado. Igualmente
ambos términos o conceptos se utilizan como dique de contención para
sostener u oponerse a quien opina o defiende lo contrario; es decir al
que no está de acuerdo contigo. Sostener que un pensamiento o una acción
política, no es legal parece que inculpa al que la pronuncia, mientras
que argumentar que un acto o política no es legítima parece menos
sancionable , malo o injusto.
Desde una vertiente no
académica y en el lenguaje cotidiano que es que utiliza la gran
mayoría de los ciudadanos españoles, cabria preguntarse si estamos en
presencia de dos conceptos bien definidos y claros o, por el contrario,
resultan poliédricos, con diversos significados o interpretaciones. En
definitiva, si podemos responder fácilmente a la pregunta: ¿Lo que no
es legal es ilegitimo? ¿Lo que no está dentro de la ley o de su
interpretación por una autoridad o tribunal, es siempre ilegal aunque
sea legítimo?
Estamos muy
acostumbrados a decir “esto no es justo”;”no es legal” y desde 1978,
“no es constitucional”; pero decimos pocas veces que una acción o una
opinión sea ilegitima.
Puestos a este nivel, la
confusión terminológica y conceptual están servidas y hoy difícilmente
podemos, únicamente desde el derecho i la ciencia jurídica, definir con
claridad las fronteras entre lo legítimo y lo legal y que se entiendan y
sean comprensibles, razonablemente, para el común de los mortales.
Nuestra sociedad globalizada y de comunicación inmediata, no está ya
para muchas teorías, sino que quiere que se le den claves para entender
¿qué está pasando actualmente, por qué está pasando y, sobretodo, qué
pasara en el futuro próximo?
El valor legitimador más
relevante del poder político es sin duda la democracia. Sin ella y sin
un Estado de derecho no cabe hablar de legitimidad. Un poder legal
ejercido democráticamente acostumbra a ser considerado como legitimo;
pero sin embargo, legitimidad y legalidad, son dos cosas distintas
La diferencia o frontera
–a veces confusa i permeable – entre lo que es legal o es ilegal la
marca la ley o lo determina una norma con independencia de si la
misma es justa o es injusta. Es ilegal, por ejemplo, aparcar en una
zona prohibida por un ayuntamiento o por ser zona de carga, ¿pero nos
atreveríamos a calificar que aparcar en lugar prohibido es una acción
ilegitima, criminal o intrínsecamente mala? En principio la respuesta
generalizada seria negativa. En este ejemplo, es malo o ilegal porque
no se ajusta a una ordenanza municipal ,pero nadie aceptaría que, una
mal aparcamiento en zona azul, atente a la moral ni a la justicia, ni al
orden público y que pueda ser considerado como un cuasi- delito o
falta.
La legitimidad se
justifica con la ética y la moral social de quien manda o detenta el
poder. Ahora bien ¿la ley es siempre legítima? ¿Eran legitimas todas
las leyes que se dictaron por regímenes totalitarios o dictatoriales
como imperaron en Europa de Hitler, Mussolini o Franco? Yo afirmo sin
ninguna duda que no. Quizás pueden decirse que estaban dentro de una
ley y obedecían a una situación coactiva o de fuerza que dictaba la
norma, pero no eran legitimas. Creo que todos estaremos de acuerdo que
luchar contra normas que niegan los derechos fundamentales, por muy
legales que sean, no son acto ilegítimos.
La legitimidad responde a
un sentimiento, un anhelo o una voluntad expresada por quien detenta el
poder soberano que es el ciudadano en su conjunto. Este poder lo
ejercita este pueblo , en el ámbito de un territorio, en un momento
histórico determinado y concreto. No es de siempre y para siempre.
Para poner tres ejemplos de rabiosa actualidad:
a) Matrimonios
homosexuales: Desde hace mas de 7 años estaba planteado un recurso ante
el Tribunal Constitucional por parte del PP, por considerar que la ley
aprobada por las Cortes que lo autorizaba, no era constitucional
(ilegalidad) .El día 7 de noviembre 2012 y el Tribunal por amplia
mayoría de sus Jueces sentencio que el matrimonio homosexual en España
,que afectaba a mas de 35.000 parejas ,era totalmente legal. ¿Si el TC
hubiera fallado en contra, la unión de los homosexuales sería
considerado ilegitimo por la sociedad española o simplemente seria
ilegal?
b) Ejecución de
hipotecas: La subasta de inmuebles y el desalojo de sus antiguos
propietarios por parte de un Banco ,conforme a la Ley es legal y los
jueces no podrían fallar en contra, so pena de poder ser acusados de
prevaricación. Hoy se cuestiona por los propios Jueces y por el Consejo
General de Poder Judicial si debe de aplicarse la ley en su integridad o
caben salidas alternativas no previstas legalmente. ¿Quien tiene razón o
que es legítimo?
c) Estatuto de Catalunya
de 2006: Fue aprobado por el poder legislativo: Parlament de Catalunya y
por Parlamento español. Refrendado por el pueblo soberano de Catalunya
(único que estaba legitimado constitucionalmente para hacerlo y por
tanto dentro de la mas estricta legalidad ). Sin embargo un partido
Político, el PP ,el Defensor del Pueblo (¿que pueblo?) y alguna otra
institución del Estado no de Catalunya lo recurren y al cabo de los
años, en 2010 un Tribunal Constitucional (legal pero caducado muchos de
sus miembros y diezmado por muertes e incompatibilidades )resolvió , en
contra de mismo pueblo y de sus representantes , que no es legal a
pesar de ser legitimo y aprobado legalmente. Muchos no lo entendieron y
no lo han aún entendido.Ha supuesto un desprestigio popular de las
instituciones del Estado.
Resultado :¿En qué quedamos?
La legitimidad es un
atributo del pueblo soberano, mientras la legalidad, emana del poder
legislativo o en su caso del ejecutivo elegido por el legislativo, el
cual desarrolla las normas o directrices dictadas por el legislativo
democrático. Pero es precisamente por ello ,que la legalidad es temporal
y muy variable. Está sometido a los vaivenes de la ideología de quien
detente el poder en un momento histórico determinado y , por lo que se
dijo en su momento, de la composición ideológica(progresistas o
conservadores) de un Tribunal Constitucional .
La Ley por tanto puede
cambiar o ser modificada en un momento concreto, pero siempre que sea en
democracia y que sus normas no sean claramente ilegitimo.
La expresión
democráticamente manifestada por parte de una comunidad o de la
ciudadanía siempre será legitima pero puede resultar , coyunturalmente ,
que no esté amparada por una ley formal (por ser antigua o obedecer a
derroteros políticos de quien detentaba el poder cuando fue dictada
).Resulta difícil interpretar que esta expresión de legitimidad pueda
calificarse simplemente de ilegal , sin mas.
En el supuesto que se
plantee un conflicto entre la legalidad y la legitimidad, muy a pesar
del formalismo de los juristas, quizás tendremos que preguntarnos qué
concepto tendría que prevalecer. Deberíamos de trabajar desde el derecho
y desde la política para que las cosas que son legitimas en conciencia
de un pueblo i en un momento histórico, sean también legales
Eduard Sagarra i Trias
Abogado
Profesor de Derecho Internacional Público. ESADE
http://es.helpcatalonia.cat/2014/05/son-siempre-compatibles-legalidad-y.html?spref=tw
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada