dijous, 22 d’abril del 2010

Colón, ¿era catalán? (carta a la Vanguardia 1927)

Edición del domingo, 08 mayo 1927, página 26


III y último


Así como la heráldica había servido al
señor Ulloa para identificar la familia de
Colom, la lingüística sirvió para precisar
su verdadero nombre. ESI eminente historiador
peruano ha buscado una explicación
a los cambios de nombre. Primeramente
obtiene Ha seguridad de que
Colón nunca se llamó a sí Colombo. En
1486 figura su nombre, en los libros de
pago del reino, escrito: Colomo. Esta fue
una castellanizaron del apellido catalán,
que luego se convierte vulgarmente en Colón.
Tiene el señor Ulloa el convencimiento
de que dicha castellanizaron fue intencionada.
Los Colom catalanes habían tomado
parte en las guerras civiles contra la sucesión
del rey Fernando. Fueron partidarios
de los pretendientes de Ha corona de
Aragón y, vencidos éstos, tuvieron sus
partidarios que desterrarse. El señor Ulloa
no sólo presenta a Colón como catalán,
sino, además, como catalanista. La explicación
es original, y el señor Ulloa hace
de ella una de las bases de su convencimiento.
Desde luego, aclara muchos
puntos misteriosos de la vida de Colón y
sus frecuentes disimulaciones y supercherías.
Había para-ello un motivo político.
Colón no podía presentarse ante el rey
contra di cual había luchado, con el nombre
de una familia bien conocida de adversarios.
Pero cuando, realizado ya el
descubrimiento, el famoso navegante cree
que va a poder proclamar sin temor su
origen catalán, firma la carta en que da
cuenta de su descubrimiento con su verdadero
nombre: Colom.
Otras pruebas adquiere el señor Ulloa:
una carta de Colón, escrita en catalán, y
la abundancia de catalanismos en autógrafos
indiscutibles del descubridor. El
apellido Colom figura también, en textos
latinos, sin declinar, y únicamente después
de 1493, en algunas traducciones latinas
e italianas, aparece el Colombo o
Golombus- El convencimiento del señor
Ulloa era cada vez más completo. Una
prueba decisiva descubre en el famoso
pleito por la herencia de Colón al extinguirse
su sucesión masculina. Un italiano,
que se presenta como pariente de Colón,
acaba por declarar que pertenece a los
Colom catalanes.
Enlazando los estudios, la hipótesis del
señor Ulloa explica otras muchas cosas.
La actividad política de los Colom explica
la afirmación del navegante de que estuvo
al servicio del príncipe de Anjou. Su
formación cultural en Cataluña explica
toda la historia del descubrimiento. En
Cataluña recibió Colón la influencia del
dulismo y fue esta ciencia la que lo preparó
para su aventura. Afirma el historiador
perueno que Colón hizo un viaje a
Mandia, lo que le hizo concebir la idea
del descubrimiento de otras tierras, y lo
que desvanece otras leyendas fantásticas
sobre el origen del grandioso proyecto.
Colón, catalán, de una familia de navegantes,
huida de su país por causas políticas,
formado intelectualmente por la
ciencia lulista, es un personaje perfectamente
lógico y natural. Colón, geno vés,
hijo de un tejedor, dedicado al comercio
durante toda su juventud, y quien un
buen día sueña con descubrir nuevas
tierras, es un personaje forzado y absurdo.
El señor Ulloa encuentra siempre una
solución catalana a todos los problemas
históricos que plantea el caso de Colón.
Sostiene que Colón fue catalán por el nombre,
por la heráldica, por la familia, por
la lengua, por la cultura.
Es fácil que estas breves referencias de
los trabajos del señor Ulloa resulten confusas.
Desde luego, son incompletas y muy
superficiales. Cualquier juicio que se haga
sobre estas investigaciones debe basarse
sobre el libro que el mismo señor Ulloa
dará en breve a la publicidad, y no sobre
interpretaciones periodísticas expuestas a
error. No me he propuesto otra cosa que
señalar a la atención de los lectores la importancia
de estos trabajos, realmente meritorios,
realizados por él señor Ulloa en
forma que merece la admiración y el respeto
de todos, llevando en París una vida
modesta de estudio y trabajo, sin ninguna
protección oficial, según creo- Investigar
en los archivos, como investigar en los laboratorios,
con un afán puramente científico,
es trabajo siempre desinteresado,
que logra escaso premio.
A veces, se recompensa el éxito de la investigación
con una especie de premio de
lotería, sin tener en cuenta la inyestigación
en sí, sino su éxito. Esta injusticia
que rodea ordinariamente al hombre desinteresado
y estudioso es lo que hace más
simpática la figura del señor Ulloa, historiador,
geógrafo, modesto y apasionado
como los verdaderos sabios..

CARLOS ESPLÁ
París, abril.
http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/1927/07/21/pagina-26/33246769/pdf.html