dimarts, 23 de març del 2010

Somos una alucinación

Màrius Serra. El Runrún. La Vanguardia. 23-03-2010

Entre sincrotrones y anticiclones, el viernes
saltó la noticia. Uno de los gurús tecnológicos
de Microsoft apeló a la mítica leyenda
de las cuatro barras catalanas para hablar
de la tecnología táctil. Se trata de Bill Buxton, un investigador
radicado en Toronto cuyo discurso equipara
la tecnología a las prótesis. Por lo visto, en una intervención
en Las Vegas ante desarrolladores de software,
Buxton comparó la bandera catalana con el multitouch,
la tecnología táctil que se está imponiendo en
todos los frentes. De entre las diversas versiones de la
leyenda, eligió la protagonizada por la extraña pareja
de Guifré el PelósyCarles el Calb. Buxton, decidido a
dar solidez a sus argumentos, relató el legendario episodio
fundacional. Esto es: mojar la mano en el derrame
sanguíneo del agonizante para luego rasgar un
lienzo amarillo con los cuatro dedos ensangrentados,
en lo que sin duda supone el primer Tàpies de la historia
del arte.Osea, que nuestra bandera catalana, antaño
prohibida, denostada y desfigurada, es desde el
viernes un referente de futuro. Dejando de lado la valoración
moral que pueda hacerse del toqueteo (digital),
no deja de sorprender la internacionalización
que últimamente sufren nuestros símbolos más diversos.
Antes de Navidad fue el caganer, protagonista en
la BBC del programa de Stephen Fry. Hace un par de
semanas, vimos un primer plano del burro catalán pegado
en el vehículo de una policía sueca en la tercera
película de Millennium de Stieg Larsson. Y ahora Microsoft
con Guifré el Pelós. Lo mejor de todo es que
en ninguno de los tres casos hallamos la clásica excusa
del Barça, cuyo Messidor ya glosamos hace meses,
cuando Leo y olé levantó el Balón de Oro.

Sharon Chan publica en The Seattle Times
que el bueno de Buxton, cuyo aspecto
se halla entre un Carles Santos y un Sam
Abrams, es muy aficionado a las metáforas.
Sin ir más lejos, el viernes se marcó media docena,
contando la cuatribarrada. Chan las
antologa. El arco de un violín, que puede
llegar a costar 10.000 dólares, fue usado para reivindicar
más calidad para los ratones de ordenador, con lo
que aconsejó a los diseñadores que le escuchaban:
“Soyez un luthier”. Luego vino la bandera catalana
multitouch, la biblioteca pública de Seattle (usada
cual programa informático), el salto de altura estilo
Fosbury (para definir la innovación no acelerativa
que le gusta) y la crítica tecnológica (a la manera de la
literaria). El mejor tropo, sin duda, fue la analogía hibernal
que usó para eludir pronunciarse sobre el iPad
de la competencia: “¿Evaluaría usted unas pistas de
esquí tras ver vídeos de los saltos que se producen en
ellas?”. Buxton se escudó en la nieve para no mojarse.

En cambio, la algarabía por su referencia a nuestra
bandera implicó también una cierta dosis de curiosidad.
¿Cómo sabría Buxton la historia de las cuatro barras?
Pues vete a saber. Teniendo en cuenta que trabaja
en Toronto es muy probable que conozca al sociólogo
Derrick de Kerkhove, director del programa
McLuhan en la Universidad de Toronto y gran conocedor
de Catalunya. También puede que se lo dijera
Carles Santos en sueños. O Sam Abrams. O incluso
san Google. La cuestión es que Buxton nos ha colocado
en el mercado internacional de las metáforas digitales.
Ya puestos, podríamos ir más allá y adoptar una
actitud claramente exportadora. Tenemos donde escoger
sin tener que recurrir al Barça. ¿Quién dice que
Google no ha cambiado su actitud ante el Estado chino
porque alguien le ha explicado a Larry Page quién
fue el timbaler del Bruc?


Bill Buxton, de
Microsoft, apela
a la leyenda
de las cuatro barras
catalanas para
hablar de la
tecnología táctil


MariusSerra@verbalia.com